13 febrero 2008

Adquiriendo una rutina

Hoy he decidido actualizar el blog. Llevo unos días sin hacerlo, pero es que tampoco he hecho nada remarcable ni he visto cosas que me sorprendan tanto como para comentarlas. Aún así, me he mantenido activo. De hecho, en esta semana estoy adquiriendo una rutina que tardaba en llegar.
Los últimos tres días he quedado con Ricardo, el chico catalán que trabaja para una empresa suiza, ya fuese para comer o cenar. Ayer fue para comer, y nos decantamos, una vez más, por el pijo Khan Market. Allí elegimos un restaurante bastante bueno -y caro- que tenía terraza. El sol, durante las primeras horas de la tarde, empieza a notarse, pero aún así estas semanas el clima es ideal. Pese a ello, en casa sigo encendiendo el mini-viejo calentador que me dejó Uma y me sigo poniendo los calcetines gruesos que me regaló mi amiga Font (m'has salvat els peus!).
Por la noche, después de la ofi, volví a casa y tras el ritual de rigor (encender portátil, ducharme, ponerme el pijama) vi una peli en la cama: La caja Kovac. Me gustó. Tal vez porque la comparé con la peli de bollywood del sábado. Además, el hecho de estar rodada en una preciosa Mallorca que me trae buenos recuerdos ayudó a sentirme un poco más cerca de casa. Tras el film, me quedé roque.
La mañana de hoy la he pasado entera en el Ministerio de Extranjería, al que he acudido para extender mi visado -acababa el 3 de marzo. Después de hacer varias colas, rellenar formularios (en los que me preguntaban el nombre de mi padre o el de mi esposo en caso de ser mujer) y aguantar de pie en una sala abarrotada por sijs, mongoles, africanos, árabes y occidentales, he abonado las 3.000 rupias correspondientes. Aunque me ha tranquilizado ver como sellaban mi pasaporte (ahora ya puedo entrar y salir del país), me ha disgustado comprobar que me lo han extendido sólo hasta el 3 de diciembre. Tal vez tenga que renovarlo una vez más para tres semanas...
Por la noche he vuelto a quedar con Ricardo. Primero hemos ido a su casa para que se cambiara de ropa, y ¡qué casa! El muy suertudo vive en un piso moderno, bien decorado, con sofás, televisor...me ha deprimido un poco pensar en mi frío y vacío piso. Tras copiarme un par de pelis que tenía en su portátil nos hemos ido a South Extension, un barrio que queda de camino a mi casa y en el que hay bares y restaurantes. En uno de ellos, el Morrison, hemos comido unas quesadillas (ir a la India para acabar cenando comida mexicana tiene delito) y unas patatas fritas. Pero pasadas las doce ya andábamos un poco cansados, asín que nos hemos ido cada uno a su casa. Con la moto, de noche, y aunque sea una tartana, he tardado apenas 10 minutos en llegar a mi apartamento.
Una vez en el A-121 de New Friends Colony, el ritual de siempre. Y ahora, cuando se me tira la madrugada encima otra vez, a dormir.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola guapu! fa dies que no escric res i encara que cada dia llegeixo el que tu escrius, porto massa estrés com per posar-me a dir... el què? davant de tanta emoció que expliques la vida a Barcelona és més avorrida del que tu recordes. Segurament fa menys temps que tu has estat a la plaça del Duc que jo. Bé aquí estem entre preparacions de Sant Jordi, vagues d'ensenyament, vagues de busos i precampanya interminable de les generals. Ja veus, diver de veritat.
L'altre dia vam estar al Corte Inglés, l'Índia és el país convidat. A la parada del bus del 40 de Pere IV hi ha un restaurant hindú i ja veus o ara em fixo o s'està posant de moda. Cuida't i un petó ben fort.
Que xalis molt!

Anónimo dijo...

per cert, la sílvia em va fer una foto a un riksaw. l´has rebut?petó.