16 octubre 2011

Olinda, la ciudad que hace honor a su nombre

“Oh linda” sería lo que exclamó el donante de las tierras donde se iba a construir un pueblo que se acabó llamando Olinda, en la costa pernambucana y a tiro de piedra de la capital del estado, Recife. Pero como pasa con este tipo de historias, no se sabe a ciencia cierta si es verdad o una leyenda. De todas formas, Olinda es una preciosa ciudad colonial que fue declarada Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1982. Fue quemada por los portugueses en el siglo XVII y actualmente organiza uno de los mejores carnavales del país. Nos dirigimos allí desde Canoa Quebrada ya que nos pareció una buena parada de camino a Salvador. En Recife, adonde llegamos después de un trayecto nocturno en bus, apenas pusimos los pies. ¿Los motivos? Está considerada la ciudad más peligrosa de Brasil y sus playas están infestadas de tiburones.

Elegimos el Youth Hostel de la ciudad ya que las zonas comunitarias eran más que decentes, estaba bien comunicado y tenía piscina, un lujo que se agradece mucho en estas latitudes. Lo mejor que se puede hacer en Olinda, y lo que acabamos haciendo, es pasear sin rumbo por las adoquinadas y empinadas calles y tomarte una cerveza en cualquier terraza. Desde lo alto del cerro se puede divisar el mar y también el skyline de Recife, y si consigues llegar al mirador cuando anochece la imagen es de postal. Compartimos habitación con Ed, un tipo peculiar de unos cuarenta años que trabaja como funcionario en Rio. Se sabía de memoria todas las playas nudistas del nordeste de Brasil, aunque, sin embargo, su sexualidad no parecía estar definida del todo. Con él y con los cangrejos (Amaya y Diego) fuimos a cenar una deliciosa tapioca (especie de crêpe) de carne y volvimos paseando al hostal. El segundo día nos encontramos con una fiesta de criança (niños) en una plaza, lo que se traduce en decenas de escolares de diferentes escuelas públicas de Recife bailando y cantando al tiempo que los bomberos los refrescaban con sus mangueras -¡de agua!-. Fue curioso constatar, una vez más, como desde la infancia el ritmo musical circula por la venas de los brasileños.


Porto de Galinhas

Antes de llegar a Salvador queríamos despedirnos de la costa haciendo una parada intermedia entre Recife y Salvador. Todas la playas y pueblos que vienen en la guía tenían buena pinta, aunque, evidentemente, si salen en la Lonely Planet están infectados de turistas como nosotros. Finalmente fuimos a Porto de Galinhas, “un paraíso en la tierra”, en palabras de Ed. Porto de Galinhas recibe este nombre porque es donde desembarcaban los navíos que traían esclavos desde África escondidos entre cajas de gallinas, una vez se abolió la esclavitud en Brasil. A parte de este estremecedor nombre, el pueblo es una auténtica bazofia. La playa es de lo más normal, pero lo que da valor a este enclave son los arrecifes que quedan al descubierto cuando baja la marea. Cada día el agua se retira una horas y las rocas que quedan al descubierto forman pequeñas piscinas en las que te puedes bañar acompañado de peces de colores. Elegimos el peor día para ir a Porto, ya que era fiesta nacional y estaba lleno de familias con parasoles, sillas y suegras incluidas, pero el chapuzón mereció la pena. Después de tanta ciudad media colonial y tanta playa toca un poco de mestizaje y la primera gran ciudad del viaje. Próxima parada: Salvador de Bahía.


Lo mejor de Olinda:

La tranquilidad que se respira en toda la ciudad
Bonitas casas coloniales restauradas
Su carnaval

Lo peor de Olinda:

No da para más de dos días
Tienes que pasar por Recife para llegar

Precios:

Una noche en habitación compartida con carnet de HI: 30 Rs
Menú del día: 6 Rs
Tapioca (5 Rs)
Bus urbano: 3 Rs
Metro de Recife: 1 Rs

(1 euro = 2,4 Rs)

Lo mejor de Porto de Galinhas:

Las 'piscinas' naturales en el mar cuando hay marea baja (su único atractivo)
Buena oferta de alojamiento y restauración

Lo peor de Porto de Galinhas:

El pueblo es muy desagradable y feo
Cantidades ingentes de turistas
Sólo está bien comunicado con Recife (a dos horas en autobús)

Precios:

Una noche en dormitorio compartido en el dejado hostal La Rocca: 25 Rs
Cena a base de pinchos de carne y cervezas: 8 Rs
Una tapioca de 4 Rs.
Bus de Recife a Porto de Galinhas: 5 Rs

4 comentarios:

Gelines dijo...

sort que has matisat que les mangueres eren d'aigua!!! Hahaha!! Per cert (i ara és l'Angels repel.lent, qui escriu), crec que el que vols dir és que Recife esta infeStada, de taurons, i no infeCtada (ho fas servir més endavant, també, qua parles de turistes... amb propietats com dels bacteris o dels virus!!). Buf, m'he passat? :-) petons

Gelines

Mama dijo...

Veig que segueixes entre platges i turistes...
També que us seguiu trobant amb gent coneguda.
Està bé l'aclariment de 1€:2,4R, tota l'estona pensava quina era l'equivalència, ja pensava que era menys , però així un es pot fer la idea de les despeses.
Per cert, saps la veïna brasileira del primer pis? si home, aquella tant guapa que té un nen que es diu Biel? doncs m'ha dit que si vols et passa el telèfon de la seva família, tots viuen a Salvador de Bahia. Em dius alguna cosa.

Petonàs

Daniel dijo...

Gràcies Àngels, ara ho canviaré.

I mama, gràcies però avui marxem de Salvador, un pèl tard!Diga-li que Salvador m'ha encantat.

Petons

Sílvia dijo...

Fa dies que no entrava al blog, la feina de mare del cap de setmana, ja saps... dos adolescents donen molt de sí. M'encanta saber que ho passes tan bé. Seria possible veure un planell amb el recorregut que portes fet i el que estàs pendent de fer? Demano massa?
El Ferran t'ha escrit un missatge, però no ho ha fet bé,erquè no l'he trobat. Per tant, un petó de tots quatre.