15 enero 2008

...fiesta americana indigesta

El otro día fui a la primera “fiesta” desde que estoy en Delhi. Pau, Manoj y yo nos dirigimos en coche a casa de una chica americana que vivía en un barrio "bien". Nos costó lo suyo encontrar el bloque dentro de la urbanización ya que era de noche y los vigilantes que custodian todos los edificios del complejo nos indicaban mal cada vez que requeríamos sus servicios. Los pobres tienen que pasar toda la noche a la intemperie, pasando frío en invierno y calor en verano, a la espera de un ladrón que no llegará. Una vez dentro del (enorme) piso, nos costó visualizar a otros amigos españoles que habían acudido a la fiesta, ya que decenas de norteamericanitos (entre los que se encontraban el negro, la china, la gorda, la rubia y el guaperas de turno) barraban el paso en el vestíbulo y los pasillos. Después de charlar un rato con un tipo algo ido, Pau y yo salimos a charlar a la magnífica terraza. Allí fue donde, con una copa en la mano y rodeado de jóvenes con un futuro prometedor -a juzgar por sus currículos-, me sentí un poco mal, moralmente hablando. Mientras nosotros disfrutábamos de música, bebida y una casa de lujo, millones de personas dormían a esas mismas horas por las calles de la ciudad (y país) y unas pocas estaban pasando frio a escasos metros y vigilando la atalaya en la que nos encontrábamos.

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