20 enero 2008

Online

Así es como me siento a partir de hoy: conectado al mundo. Si bien en la oficina tengo internet, hasta hoy no gozaba de esta necesidad del siglo XXI en mi propia casa y, sinceramente, lo echaba de menos. No sólo para leer los periódicos españoles y mirar el correo por la noche o el fin de semana, sino sobretodo para poder charlar vía skype con la familia y los amigos. Reconforta.
Pero para llegar a este estadio las he pasado canutas. Llamadas, promesas más burocracia. Primero vinieron dos jóvenes que apenas hablaban inglés para que firmara el contrato de conexión y les pagara 1500 rupias (unos 26 euros), que corresponden al pago del primer mes y del módem. Uno llevaba el boli y el otro las hojas. Por así decirlo.
Esta mañana llegaron los que me iban a instalar la línea. Éstos si que ni papa de inglés. Resulta que, la chica española que vivía aquí tenía conexión a internet. De hecho, algunas habitaciones conservan las típicas clavijas para conectar el teléfono. Pues se ve que en este país cuando un cliente nuevo pide este servicio no le mantien la instalación y le empiezan a cobrar, sino que joden todos los cables que habían puesto la primera vez (aunque sea la misma compañía) y conectan unos nuevos de la red al apartamento.
Pero cuando creía que ya me iba a poder conectar, faltaba el módem. Así que espera a que venga por la tarde el tio del módem para conectarte, por fin, con tu nueva instalación a la red.
Sobre las 19h he vuelto a casa y me he encontrado al técnico con el módem en la cancilla de entrada. Bueno, cuando digo técnico me refiero a LOS técnicos. Porque aquí, para conectar un módem (externo, de estos que puedes llevar de un lado a otro) de la línia al pc, ¡¡¡te vienen 3 tios!!!
Total, que tras la visita de 7 personas por mi casa en diferentes horarios y con poquísimas funciones, ya tengo internet. Aunque es la velocidad más alta que ofrece el país,me tengo que conformar con 256. Sin embargo, lo importante es que ya estoy online.

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