13 septiembre 2011

El Amazonas en cifras

Nunca he sido de una persona de cifras. Aprobé Matemáticas siempre por los pelos en el instituto, y ya en la universidad asignaturas como Estadística o Probabilidad se convirtieron en mis bestias negras. Por todo ello, ya desde un buen inicio me refugié en las letras, un mundo que tampoco domino como me gustaría pero que me parece más relativo; un campo en el que lo tienes que hacer muy mal para destacar negativamente. Aunque no me gusten los números, reconozco que no solo son necesarios en el quehacer diario, sino que también ilustran a un lector /oyente acerca de un paraje, empresa o suceso histórico. Tanto o más que una buena descripción o una fotografía.
Todo esto lo digo en relación a la primera entrada que escribiré en este blog sobre un lugar de Sudamérica, unas coordenadas en las que en pocas horas (si no pierdo ninguna conexión aérea) me plantaré: el Amazonas.

Como aún no me asomado a la orilla de este mar fluvial sólo puedo hablar de él por lo que he leído, y reconozco que pocos sitios me han impresionado tanto; ahora espero que la realidad no me defraude. Sabía, como todo el mundo, que el Amazonas es el río más caudaloso del planeta, pero desconocía que aporta cerca del 20% del agua dulce que reciben todos los mares y océanos. Tampoco sabía que entre todos sus afluentes -más de mil- suman aproximadamente 40.000 kilómetros de vías fluviales o que cien millas adentro de la costa atlántica aún se puede encontrar agua dulce. La columna fluvial del continente (la vertebral son los Andes) nace en Perú y muere 6.800 kilómetros más tarde en el Atlántico, después de atravesar nueve países: Brasil; Bolivia; Perú; Ecuador; Colombia; Venezuela; Guayana; Guayana Francesa y Surinam. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, vierte unos 226.000 metros cúbicos de agua por segundo. ¿Es mucho? Pues creo que sí, teniendo en cuenta que es cinco veces superior al río Congo (el segundo más caudaloso del mundo) y sobre todo comparándolo con los escasos 500 m3 que suelta el Ebro cuando llega al Mediterráneo. El ancho de su desembocadura supera los 300 km de longitud, y a su paso por Santarem, por ejemplo, tiene una anchura de “sólo” 16 km. Cuando el Amazonas muere en el Atlántico se topa con una isla del tamaño de Dinamarca. Se llama Marajó, y los habitantes del lugar cabalgan sobre bueyes. ¿Casualidad que se halle una isla de tal tamaño en ese lugar? No, es el producto de miles de sedimentos arrojados a lo largo de miles de años por el Amazonas.

Pero si estas apabullantes cifras no impresionan, permitirme que ejemplifique la majestuosidad del Amazonas con un fenómeno no numérico. Cerca de Manaus, la capital brasileña de la región, se produce el Encontro das aguas; es decir, confluyen el río Negro (un afluente) con el Solimões (que es como llaman en Brasil al Amazonas en ese punto). Resulta que el río Negro tiene una velocidad de 2 km/h y una temperatura de 22º, mientras que el Solimões fluye a 5 km/h y su temperatura es de 28º. La consecuencia de todo ello es que ambos ríos corren de lado durante más de 6 km sin mezclarse, lo que provoca que los peces se atonten y los delfines tengan un festín asegurado.

Y antes de acabar, un poco de etimología. El origen del nombre es, como sucede habitualmente, confuso. Una versión afirma que fue Francisco de Orellana quien después de enfrentar-se a una tribu en la que se defendían tanto hombres como mujeres bautizó con el nombre de Amazonas (mito griego de las guerreras) este río. A modo de anécdota, he leído también que no es que las mujeres de dicha tribu fueran tan feroces, sino que algunos de sus miembros eran hombres imberbes que parecían mujeres. La otra versión del origen del nombre de Amazonas es que una tribu, los mayaroara, le llamaban así (sonaba de esta manera a oídos de los españoles conquistadores), y así se quedó. Por cierto, según wikipedia en indígena Amazonas significaba “Rompedor de embarcaciones”. La verdad es que ambos orígenes me parecen inverosímiles, así que intentaré descubrir la versión verdadera ya sobre el terreno.

Después de mitificar el Amazonas dejarme que desmitifique un personaje histórico: el Che. Los que hayan visto Diarios de motocicleta recordarán que cruzó a nado el río para celebrar su cumpleaños con unos leprosos residentes en un hospital. Pues según he podido leer no cruzó a nado el Amazonas. Sí que lo hizo en cambio un esloveno, Martin Strel, que además se atrevió a nadar más de 5.000 km de este río guerrero.

A parte de Diarios de motocicleta, una buena película que permite descubrir lo que debe ser el Amazonas en su curso medio es “Aguirre o la cólera de Dios”, de Werner Herzog.

Pd. Algunos de estos datos los he extraído de un magnífico reportaje escrito por Josep María Bernadas para la revista Altaïr número 63 dedicada al Amazonas.

Fotos: wikipedia

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Envidia... Es lo que me das (como diría Fangoria, más o menos). Aunque ahora ya estamos lejos, te voy a echar de menos con más fuerza!

Disfruta del viaje y aprende muchas cosas para poder contarlas por aquí.

I love you.

PD: y para que veas que mi blog también irá en serio algún día, mira cómo he firmado ;)

Oscar V dijo...

veig que a part de poder viatjar pel país dels chipeuas, ara també pots anar a saber y ganar i fer un paper ben digne, amb tanta xifra.

PS: puc reafirmar les teves aptituds a les classes de probabilitat, malgrat un dia intentessis lligar amb una italiana fent-li creure que sabies qui era Bernoulli.

Daniel Gutiérrez Abella dijo...

fraububu, tengo saudade de vos, pero estoy seguro que tu también disfrutarás de tu aventura en Berlín. Espero que no dejes morir el blog. La reclamación de Ryanair ya la doy por perdida ;)

Love

Daniel Gutiérrez Abella dijo...

Amic Spearson ;), no crec que posi moltes més xifres al bloc. Tant a tu com a mi Bernoulli ens ha sonat sempre més a un tipus de pasta que a un matemàtic.

Gaudeix de Barcelona per mi. Ens seguim pels blocs.

Petons a la comisura.