30 mayo 2012
¿Quién cortará el bacalao?
Esta es tal vez una de mis expresiones en español favoritas. Creo que en todos los países de habla hispana tiene el mismo significado: decidir o mandar. Pues bien, recientemente leí un artículo en el que el director general de BBVA Bancomer, Ignacio Deschamps (no confundir con el artista del urinal ni con el futbolista francés) aseguró que México será en un futuro próximo uno de los países más influyentes del mundo, y que las voces que salgan de allí se escucharán más que a las italianas, las canadienses, las alemanas y hasta las que provengan del mismo Reino Unido. No sé si es una exageración o una profecía modesta, lo que sí tengo claro es que México todavía no cuenta en el tablero de la geopolítica mundial como debería, si tomamos como referencia su población y músculo económico, cada vez más hinchado.
Últimamente se habla mucho de la emergencia de Brasil, el gigante Sudamericano. Cierto es que la acertada decisión de Lula de crear una clase media consumista (política heredada de la era Cardoso) está dando sus frutos. Muestra de ello no sólo son las cifras económicas de este país, sino también el nuevo respeto con el que las clásicas potencias mundiales (como los Estados Unidos, por ejemplo) empiezan a tratar al país gobernado por la formal Dilma Rousseff. Aún no sabemos si el boom brasileño acabará explotando como la burbuja española, pero lo que ya es tangible son pasos de gigante que ha dado el país, aunque aún queden bolsas de pobreza demasiado grandes repartidas por el centro norte y las grandes capitales. ¿Pero, qué pasa con México? ¿Dónde queda el onceavo país más poblado del mundo y uno de los miembros de la OCDE con una tasa de paro más baja? ¿Por qué pasa tan desapercibido en el panorama internacional en favor de otros países como Brasil o Argentina?
Cada día que pasa tengo más claro que el siglo XXI no será de los potencias que gobernaron durante el siglo pasado. Naturalmente, seguiremos oyendo hablar de los Estados Unidos y Rusia, así como de Francia, Reino Unido o Alemania. Pero se deberá contar cada vez más (y ya ha empezado este proceso) con China, Brasil, India o Sudáfrica, los famosos BRIC. Y apuesto que con México también. Pero que México empiece a jugar en la liga de las estrellas depende de su población y, sobre todo, de su gobierno.
Aún queda bacalao por cortar, sólo falta por ver el tamaño de los cuchillos.
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1 comentario:
Ei!!
Així que faig?? No torno?? Perquè tal hi com està el panorama...
Una abraçada guapo!!
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