Tres semanas en la capital de Argentina, Buenos Aires, me ha servido para conocer un poquito esta gran ciudad y a sus moradores, los porteños. Así es como se llama a los argentinos que residen en el Gran Buenos Aires, una megaurbe que alberga cerca de 13 millones de almas, un tercio del país. Como Argentina es tierra de tópicos (tango, carne y soberbia), al igual que lo es España (flamenco, paella y sangría) o Catalunya (Guadí, tacañería y pa amb tomàquet), voy a tirar yo también de tópicos, arriesgándome a que algún porteño despistado acabe leyendo estas líneas.
Llegué a Buenos Aires (BsAs) por mar, en concreto en un cómodo ferri que me trasladó desde Colonia Sacramento (Uruguay). Los uruguayos que conocí (encantadores todos, por cierto) hicieron hincapié en diferenciarse de los argentinos, de los que no me dieron muy buena prensa, aunque sí diferenciaban a los porteños (que detestan) del resto de argentinos (que les cae bien). Según éstos, los argentinos han intentado apropiarse de Gardel (se lo disputa también Francia), del dulce de leche y hasta del candombé. Prepotentes; engreídos; chulos; egocéntricos o divos son algunos de los adjetivos más usados para definir al porteño de a pie, y mal me pesé, en demasiadas ocasiones he visto cumplirse el tópico. He conocido gente muy maja, servicial y simpática, pero en comparación con Brasil, Uruguay o Paraguay, aquí me he llevado bastantes borderías gratuitas. Tal vez se deba a que mi español destina acento gallego...
Los primeros días estuve alojado en casa de Lurdes, una argentina que acogí en Barcelona cuando estuvo visitando Europa. Lurdes vive en Caballito, el típico barrio de clase media de la capital, lleno de gente que va arriba y abajo y de negocios de todo tipo. Me gustó llevar la ropa a la lavandería (mucha gente no tiene lavadora aquí); pasear por el mercado del Progreso (donde saboreé las mejores empanadas hasta la fecha); cortarme el pelo en una barbería o comer en una parrillada. Los primeros días hice turismo solo por los lugares más típicos de la ciudad, aunque Lurdes también me sacó de fiesta con sus amigos y conocí una tanguería alternativa que me encantó: la Catedral.
Más tarde llegaron mi madre y Josep, con los que estuve una semana. Con ellos me alojé en un confortable hotel en el lujoso barrio de Belgrano, y pude degustar la deliciosa carne que ofrecen algunos de los mejores restaurantes de la capital, como La gran parrillada del Plata o Desnivel, un clásico de San Telmo. También nos acercamos en una excursión de un día a Tigre, una preciosa localidad sobre el delta del Paraná a escasa media hora de Buenos Aires que tiene canales en lugar de calles. Vendría a ser una Venecia o Ámsterdam argentina, pero donde hay casas con jardín y no edificios de varias plantas. Casi todas las casas tienen jardín y para ir al súper, a la escuela o al hospital se precisa coger (tomar) una barca. A Tigre volvía a ir con Chicho y Nat, que también hicieron acto de presencia por la capital, aunque sólo fuera un par de días.
Finalmente, antes de abandonar Buenos Aires, estuve alojado en casa de Ester, prima de mis primos Lucía, Ana y Celsín, de Ponferrada. Me acogió como una madre y me llevó a pasar el fin de semana a la costa, donde pude conocer pueblos turísticos, como San Bernardo o Pinamar, y otros menos concurridos pero muy bonitos, como Cariló.
Como en Buenos Aires he estado mucho tiempo, más que explicar qué he hecho cada día voy a destacar los sitios en los que he estado:
Belgrano:Barrio bien, tiene algunas plazas agradables y las aceras están completas. Hay bonitas cafeterías y es un lugar seguro.
Palermo:Uno de los barrios de moda. Restaurantes de todas las nacionalidades, mercadillos de artesanía los fines de semanas y parques.
San Telmo:Uno de los barrios más antiguos. Calles empedradas, buenos restaurantes y bien comunicado. Los domingos puedes ver bailar tango en su principal plaza, Dorrego. Aquí se come muy buena carne en Desnivel y La gran parrilla del Plata, y también se encuentra Mafalda sentada en un banco de metal, siempre acompañada por guiris que se hacen (hacemos) fotos con ella.
Recoleta:Barrio de clase media / alta. Lo mejor: el cementerio, donde reposan los cuerpos mortales, entre otros, de Evita Perón (no es la tumba más bonita).
Once:La zona más internacional. Aquí es muy fácil ver a judíos ortodoxos pasear por las calles. Está lleno de comercios y vida.
Boca:Barrio humilde, en la zona sur. Destacan Caminito (famosa calle de colores que da al puerto) y el estadio de una institución nacional como es el Boca Juniors. Por la noche no es un barrio muy recomendable, y el hedor que sale del puerto ensombrece un poco el paseo.
Puerto Madero:Muelle industrial reconvertido en uno de los barrios más lujosos de la capital. Incluye un canal y un puente de Calatrava. Hay buenos restaurantes, pero poco más.
Obelisco:No tiene nada en especial, salvo que marca el centro (o uno de los centros) de la ciudad. Situado en la Avenida 9 de Julio (la calle más ancha del mundo) con Avenida Corrientes.
Avenida Corrientes:La calle con más vida de Baires, llena de teatros, cines, restaurantes y muchas librerías. Pasear sin prisa por esta avenida y ojear libros de segunda mano es de lo mejor que se puede hacer en esta ciudad.
Plaza de Mayo:Centro político de la ciudad. Aquí se haya la Casa Rosada (que se puede visitar), el Museo de la Casa Rosada (ideal para ponerse al día con la historia política del país y conocer sus próceres), el Cabildo (el ayuntamiento de Capital, también visitable) y la Catedral. En esta plaza acaban casi todas las manifestaciones que se organizan en la ciudad (que son varias a la semana) y los jueves se concentran, desde hace más de 30 años, las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo.
Lavalle / Florida: Son dos de las calles con más comercios de la ciudad. Aquí colisionan constantemente ejecutivos con prisa con turistas despistados. Abundan vividores y carteristas.
Plaza del Congreso:A parte del Parlamento de la Nación, aquí se encuentra el cine de la Academia Argentina, donde se pueden ver pelis a tan solo 8 pesos (unos 1,5 euros aprox).
Esma:La ex Escuela Mecánica de la Armada fue durante la última dictadura militar (1975-83) uno de los mayores centros de detención, tortura y aniquilación de elementos subversivos del sistema. Su visita es imprescindible para entender la historia reciente del país. También vale la pena ver la nueva película que habla sobre la creación de las Abuelas de la Plaza: “Verdades verdaderas”.
Lo mejor de Buenos Aires:
Es una ciudad muy activa, donde siempre hay conciertos (de artistas internacionales) y que vive hasta altas horas de la madrugada.
La infinidad de librerías que hay por toda la ciudad, sobre todo en la Avenida Corrientes, donde venden libros de segunda mano a muy buen precio.
El más que asequible precio del transporte público y taxis.
El cementerio de Recoleta.
La Plaza de Mayo, donde se concentra el Cabildo, la Casa Rosada y la Catedral.
La Avenida de Mayo, que alberga cafés como el mítico Tortoni.
Los barrios de Palermo y San Telmo.
Los restaurantes parrilladas, donde ofrecen muy buena carne y vino nacional a buen precio.
El nuevo barrio portuario de Madero.
Tener la bonita población de Tigre a sólo media hora en tren.
Películas a 8 pesos en el cine de Plaza Congreso.
Lo peor de Buenos Aires:
No es una ciudad especialmente bonita ni con muchos atractivos turísticos destacados. Es mejor vivirla que visitarla.
La polución y tráfico de las calles principales.
La poca simpatía de algunos vendedores / camareros.
La inseguridad de algunos barrios.
El estado lamentable de muchas aceras.
Es una ciudad que aún le da la espalda al mar.
Precios de Buenos Aires: (1€ = 5,7 Pesos argentinos)
Una noche en Hostel Ritz (no hotel!) en habitación de tres: 100 Pesos
Una noche en Hostel ideal en habitación de ocho: 56 Pesos
Parrillada en Desnivel: 120 Pesos por cabeza
Periódicos: 3,8 Pesos
Billete sencillo de bus o metro: 1,1 Peso
Show Café Tortoni: 120 Pesos
Tres empanadas más bebida: 18 Pesos
BigMac en McDonald’s: 35 Pesos
Bus a la Plata: 15 Pesos
Comer de menú: 48 Pesos
A partir de ahora voy a incorporar una canción en cada entrada, ya que es una pena que la música que voy escuchando por aquí no tenga cabida en el blog. Empezaré con una canción de un grupo muy famoso en Argentina, Bersuit Vergabat, que hace una graciosa autocrítica del país. En ella muestran la cara y cruz de Argentina. Lo mejor, la letra.
Audio: La argentinidad al palo (Bersuit Vergabat).
4 comentarios:
Muy lindo BAires, es cierto que muchos de sus habitantes son muy desagradables con los turistas, y más si son españoles. Nosotros también tuvimos más de una experiencia negativas... pero bueno, un saludo y sigue disfrutando =)
Hola Dani, soy Celso.
Espero que disfrutes de Argentina, es un pais impresionante del sur al norte, aunque con respecto a Argentina se que no soy muy objetivo...
Sobre que tal te han tratado Ester y Manolo no hace falta que te lo pregunte, porque son de los mejores anfitriones que conozco.
Espero que pases una felíz y "azul y calurosa" nochebuena, te echaremos mucho de menos en Fresnedo.
Un abrazo
Así que vosotros también sufristéis a porteños? Vaya por delante que también encontré gente maravillosa...
Qué tal la vuelta al cole? Cuando volvéis a coger las maletas y venís acá? Un abrazo a los dos.
Tensín!
Pues mientras en Fresnedo estáis congelados yo voy en pantalón corto y hoy he visto pingüinos!
Argentina, que apenas conozco, me está pareciendo fascinante. En breve me voy a Ushuaia, y subiré por el oeste, entrando y saliendo de Chile.
Y sobre Ester y Manolo...nada que no sepas. No me dejaron pagar nada y me tuvieron a cuerpo de rei. Unos soles.
Pasad una feliz Navidad. A ver si la que viene podemos volver a pasarla juntos.
besos a todos.
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